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miércoles, 19 de octubre de 2016

LAS 4 FUNCIONES EJECUTIVAS DAÑADAS EN EL TDAH

En este sentido, el modelo de las funciones ejecutivas de Russell Barkley (1997) cambia totalmente el enfoque del TDAH y se desvía de los 3 síntomas clásicos (inatención, hiperactividad e impulsividad) para identificar en un mal funcionamiento de la corteza prefrontal la causa de lo que el autor denomina “déficit en la inhibición conductual”.

¿QUÉ ES LA INHIBICIÓN CONDUCTUAL?

La inhibición conductual es definida por Barkley como la capacidad del niño para frenar las respuestas motoras y emocionales que se producen inmediatamente después de la presentación de un estímulo para sustituirlas por otras más adecuadas. En definitiva, el niño debe inhibir por un lado la ejecución de la respuesta impulsiva y evitar por otro los estímulos internos o externos que puedan interferir en dicho proceso (Orjales, 2000). En el espacio de tiempo que existe entre la inhibición de la primera respuesta y la segunda, se ponen en marcha las funciones ejecutivas, que ayudan al individuo a resistir distracciones, fijarse nuevas metas y hacer todo lo necesario por alcanzarlas. Las 4 funciones ejecutivas que Barkley considera alteradas en el TDAH son la memoria de trabajo, el habla autodirigida, el control de la motivación, las emociones y el estado de alerta y el proceso de reconstitución.

1. MEMORIA DE TRABAJO
La memoria de trabajo es la que retiene la información para su utilización una vez que el estímulo ya no está presente. La falta de inhibición provoca que no puedan proteger esta información de la distracción, por tanto ésta es mucho más volátil. En consecuencia, el niño con TDAH es menos capaz de aprender por imitación o de utilizar información almacenada en el pasado para resolver problemas presentes. Además, todo aquello relacionado con el tiempo como la organización, la percepción del paso del tiempo, etc. también queda alterado.
Estos problemas se verán reflejados en problemas a la hora de manejar los tiempos de trabajo en la escuela o en casa, en la incapacidad de repetir algo recién aprendido o repetido por la profesora y dificultades en el área de las matemáticas por olvidar el signo, las llevadas o los datos del problema
2. HABLA AUTODIRIGIDA
Las autoverbalizaciones son consideradas una herramienta muy potente para regular el comportamiento de los niños desde que se comprobó la eficacia del Entrenamiento en Autoinstrucciones de Meichenbaum (Meichenbaum y Goodman, 1971). Esta conversación interna permite a los niños guiar su conducta en base a reglas y perseverar de cara a conseguir metas.
El déficit que poseen los niños con TDAH en esta área no se basa en la inexistencia de este habla autodirigida, más bien el problema es que sus verbalizaciones son de carácter emocional (“qué rollo”, “qué cansado estoy”, “soy incapaz de hacer esto”) en vez de estar dirigidas a la acción (“ahora debo hacer esto”, “debo llevar cuidado para no equivocarme”, “ahora voy a repasar para comprobar que todo está correcto”), además de que suelen ser verbalizaciones externas o en voz alta en vez de encubiertas o en voz baja. Esto provoca que realicen las tareas de una manera impulsiva y poco planificada, que no se autoevalúen durante la ejecución, que no realicen repasos para encontrar errores o que no sepan auto-reforzarse tras un trabajo bien hecho.
3. CONTROL DE LA MOTIVACIÓN, LAS EMOCIONES Y EL ESTADO DE ALERTA
Identificar y regular las reacciones emocionales facilita la obtención de metas, ya que se podrían bloquear las emociones negativas para el desempeño de la tarea (ira, frustración, aburrimiento) y potenciar las positivas (optimismo, energía, percepción de capacidad). La incapacidad que tienen los niños con TDAH para generar emociones que motiven la acción provoca que dependan en gran medida de reforzadores extrínsecos e inmediatos que les ayuden a perseverar en su objetivo.
Un déficit de esta función provoca explosiones emocionales en el niño, además de una baja tolerancia a la frustración al no saber manejar las emociones negativas. La consecuencia de todo esto pueden ser problemas de conducta asociados a la no aceptación de un “no” o la poca capacidad de perseverar en tareas relacionadas con objetivos a largo plazo (por ejemplo: estudiar para un examen dentro de un mes o comenzar un trabajo que se entrega en dos semanas).
4. PROCESO DE RECONSTITUCIÓN
Los niños con TDAH tienen muchos problemas a la hora de analizar y dividir las conductas observadas en partes pequeñas para poder recombinarlas y diseñar acciones o soluciones nuevas. Esto hace que no sean capaces de generalizar una estrategia aprendida para otros contextos similares.
Esto tiene impacto en el día a día del niño a la hora de encontrarse con situaciones nuevas en las que tiene que aportar nuevas soluciones, ya sean situaciones sociales, académicas o familiares. En el ámbito académico, por ejemplo, será complicado que el niño aplique conocimientos teóricos instalados en su mente a un ambiente práctico (puede saberse las reglas de ortografía de memoria, pero seguir escribiendo mal).
CONCLUSIÓN
El enfoque multidisciplinar es el recomendado por las guías clínicas para manejar el TDAH de una manera más efectiva. La combinación de tratamiento farmacológico, psicológico y psicopedagógico es la herramienta más potente para aliviar los síntomas del trastorno, unido al entrenamiento parental para manejar problemas de conducta en el hogar. Sin embargo, los nuevos hallazgos ponen sobre la mesa la necesidad de incluir una nueva intervención como es la neuropsicológica o neurocognitiva. Lo que parece claro es que no nos podemos quedar únicamente en resolver aquellos problemas “visibles” que tiene el niño, sino que debemos aprovechar la plasticidad del cerebro infantil para mejorar las funciones de la corteza prefrontal para que, consecuentemente, se reduzcan los problemas del resto de áreas.
BIBLIOGRAFÍA
American Psychiatric Association (2013). Diagnostic and statistical manual of mental disorders. DSM-V. Washington, D.C.: American Psychiatric Association.
Barkley, R.A. (1997). ADHD and The Nature of Self-Control. New York: Guildford Press.
Orjales, I. (2000). Déficit de atención e hiperactividad: el modelo híbrido de las funciones ejecutivas de Barkley. Revista Complutense de Educación, 11(1), 71-84.


miércoles, 13 de enero de 2016

TRATAMIENTOS NO FARMACOLÓGICO DEL TDAH

Según EmásF, Revista Digital de Educación Física. Año 6, Num. 32 (enero-febrero de 2015) los tratamientos no farmacológicos, en los últimos tiempos han aparecido nuevas líneas de interés, más allá de los habituales tratamientos conductuales o cognitivo-conductuales (Cardo & Servera, 2008).Entre ellas, Cidoncha (2010) destaca el papel favorable de la Educación Física, debido a que permite trabajar la inhibición muscular, el control postural, la relajación y la autoestima, tan fundamental para las personas con TDAH, ya que les beneficia en su rendimiento académico, sus relaciones sociales y su autoconocimiento. Rosal Giménez (2008) también propone una serie de actividades para tratar de facilitar en los niños y niñas con TDAH la relajación, el autocontrol, la atención, la concentración y  la reducción de la tensión, entre las que incluye ejercicios de saltos ("saltar el burro", saltar a la cuerda, encestar en baloncesto, etc.), levantamientos de pesos adecuados a su edad llevando al día una hoja de registro de sus progresos, y baile. Además se pueden proponer situaciones de resolución de problemas como estrategia de trabajo con escolares diagnosticados con TDAH.

miércoles, 30 de diciembre de 2015

LOS 3 SÍNTOMAS NUCLEARES DEL TDAH

La Asociación Americana de Psiquiatría (APA) ha acordado que se pueden distinguir dentro de los niños y niñas hiperactivos tres subgrupos o tipologías:

1. Predominan los síntonas de inatención.

2. Predominan los síntonas de hiperactividad e impulsividad.

3. Tienen los tres síntomas: la inatención, la hiperactividad y la impulsividad. Cada una de estas tres tipologías puede ser leve, moderada o grave.




jueves, 24 de diciembre de 2015

¿ QUÉ TIPO DE MEDICAMENTOS HAY DISPONIBLES ?







A partir de la guía de tratamiento para padres elaborada por American Academy of Child and Adolescent Psychiatry (AACAP), los medicamentos para tratar el TDAH se agrupan en dos categorías principales: estimulantes y no estimulantes. Los medicamentos estimulantes, como el metilfenidato y las anfetaminas, son muy efectivas para el tratamiento del TDAH y están disponibles desde hace décadas. Las anfetaminas se recetan desde hace más de 70 años; el metilfenidato desde hace más de 50 años, y ambos tipos de medicamentos se han estudiado muy en profundidad. Existen pruebas que demuestran que los estimulantes son bastante seguros cuando se los receta a pacientes sanos y se usan bajo supervisión médica. También se ha demostrado que el único medicamento no estimulante aprobado por la FDA, la atomoxetina (Strattera), es efectivo para el tratamiento del TDAH. Algunos padres prefieren la atomoxetina (Strattera) que no es estimulante debido a sus inquietudes sobre los medicamentos estimulantes. Además, la atomoxetina (Strattera) puede ser una buena alternativa para niños que no responden bien a los medicamentos estimulantes o que padecen otras enfermedades además del TDAH. Decidir cuál es el medicamento adecuado para su hijo lleva tiempo, porque por lo general es necesario que los médicos prueben más de un medicamento para hallar el que funciona mejor. Es posible que algunos medicamentos para el TDAH no sean adecuados para su hijo debido a sus efectos secundarios. Tanto los medicamentos estimulantes como los no estimulantes tienen efectos secundarios. Por lo general, los efectos secundarios de un medicamento se pueden controlar ajustando la dosis, cambiando el momento del día en que se administra o cambiando de medicamento. Los padres pueden ayudar al médico de su hijo a hallar el medicamento y la dosis adecuados llevando un diario o un registro de medicación para controlar el estado de su hijo y los efectos secundarios que puede experimentar

viernes, 4 de diciembre de 2015

ENTENDER LO QUE LE PASA AL NIÑO HIPERACTIVO



Según la guía Asociación Elisabeth d’Ornano para el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad, el niño, niña, adolescente o adulto con TDAH no se comporta voluntariamente de forma inadaptada, sino que por culpa de esa condición (TDAH), sus habilidades de atención están más limitadas que en la mayoría de las personas, les cuesta más esperar su turno y no precipitarse, les cuesta razonar, les es muy difícil no estar en continuo movimiento. Sin embargo, a pesar de la hiperactividad, el cuerpo y en concreto el sistema nervioso son tremendamente plásticos, mucho más de lo que nos imaginamos, y si a esa plasticidad le sumamos el efecto de la personalidad, hay mucho que se puede hacer para favorecer a las personas con TDAH y conseguir que logren disimular estos defectos que suelen resultar tan evidentes para los demás, y puedan explotar otros rasgos con los que mostrarse mucho más adecuados (por ejemp bondad, sensibilidad, pasión, creatividad…) y por los que pueden encontrar su sitio en la vida. No habría que empeñarse en que el niño deje de ser hiperactivo (o sea menos alto o más rubio) sino lograr que, a pesar de ello, aprenda, madure y
consiga ser un adulto competente y satisfecho.

viernes, 20 de noviembre de 2015

LA IMPORTANCIA DEL DIAGNÓSTICO...




A partir de la guía de la Asociación Elisabeth d’Ornano para el Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad es fundamental realizar un diagnóstico correcto y no confundirlo con
otros trastornos de conducta. El TDAH constituye un subgrupo dentro de
los trastornos de conducta, que tiene tratamientos específicos y que, bien
gestionado, tiene buen pronóstico
. Por eso es importante que si los
profesores o los padres detectan un niño con problemas, lo observen
cuidadosamente, avisen al psicólogo o psicopedagogo del centro y hablen
con la familia, para que ésta ponga en marcha una entrevista con su pediatra,
quien decidirá si lo envía al especialista en psiquiatría infantil y de la
adolescencia (o al neuropediatra). No hay pruebas de diagnóstico específicas
y, lo fundamental es la historia y la observación clínicas en los diferentes ambientes, guiada por un especialista con experiencia, con el que deben
colaborar familia y colegio, ofreciendo información regularmente y según
unos puntos de interés que él mismo les señalará.
 Para realizar un diagnóstico correcto es necesario valorar si hay alguna
enfermedad de base (alteraciones auditivas, visuales, de las conexiones
sensoriales con las áreas de procesamiento cerebral o algún otro trastorno
neurológico), si hay algún trastorno psiquiátrico que explique los síntomas
(ansiedad, depresión) o si hay otros problemas de aprendizaje que
secundariamente produzcan la falta de concentración (como dislexia,
por ejemplo). Para ello a veces serán necesarias pruebas neurológicas,
neuropsicológicas (incluyendo de capacidad intelectual general, problemas
específicos de aprendizaje, capacidad visuo-espacial, etc), valoraciones
oftalmológicas u optometristas, valoraciones auditivas, etc.

viernes, 6 de noviembre de 2015

¿ SU HIJO FUE DIAGNÓSTICADO CON TDAH?



Antes de nada he decir bajo mi experiencia que un niño que haya sido diagnósticado con  TDAH tiene que ir a su ritmo y no al nuestro, esa es la premisa.

Empezaremos definiendo que es el TDAH a partir del Manual de Diagnóstico y tratamiento del TDAH/ César Soutullo Sperón;Azucena Diez Suárez-Buenos Aires,Madrid.

El TDAH es el trastorno psiquiatrico más frecuente en la edad pedíatrica, tiene una alta comorbilidad, esto quiere decir que va acompañado frecuentemente con otros problemas psiquiatricos relacionados con la conducta, la depresión y la ansiedad y tiene un importante componente genético. Es un trastorno hetereogéneo, se presenta de diferente forma en niños y niñas y a lo largo de diferentes edades del preescolar, el niño el adolescente y el adulto, por lo que no es sencillo reconocerlo en la consulta. No hay recetas simples que puedan servir para todos los pacientes con TDAH.Siempre es de comienzo en la infancia, de hecho uno de los criterios para diagnósticarlo es lo que los síntomas aparezcan antes de los siete años de vida.

El TDAH tiene un impacto enorme en la persona que lo padece, en la familia y en la sociedad, no solo en términos de coste económico, estrés familiar y dificultades academicas y laborales. Es causa de fracaso escolar y crea aspectos negativos de autoestima en las personas que lo tienen.

Se perfectamente que muchos profesores o padres con poca paciencia pueden llegar a pensar que sus hijos o alumnos son muy activos o Hiperactivos, pero eso no significa que tengan TDAH.
fue diagnosticado de TDAH pero resultó que lo que le pasaba era que necesitaba ir a su ritmo y no al nuestro, las entradas de este blog nos ayudaron a descubrirlo.

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